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Wonder Ponder, Visual Philosophy for Children, is an imprint specialising in products for fun and engaging thinking. This website provides accompanying material to our Wonder Ponder boxes, including guides for children, parents and mediators, ideas for wonderpondering and fun games and activities. It is also a platform for sharing your very own Wonder Ponder content and ideas.

Blog

Presentación-demostración para familias del proyecto de Filosofía visual para niños de Wonder Ponder en la Librería Rafael Alberti

Ellen Duthie

El próximo sábado 17 de octubre, a las 12 horas, en la librería Rafael Alberti de Madrid, invitamos a familias a descubrir la filosofía visual para niños de Wonder Ponder.

¿Matar hormigas de te parece cruel?
¿Te gustaría vivir en un zoo?
¿Cómo sabes que en realidad no eres un robot?
Si tuvieras dos o tres cerebros, ¿serías dos o tres personas?

En la presentación-demostración de la serie de Filosofía visual para niños de Wonder Ponder, con la autora del concepto y de los textos Ellen Duthie, la ilustradora y coautora Daniela Martagón y la editora Raquel Martínez Uña, las niños y niños y madres y padres y demás curiosos que se acerquen, leeremos y jugaremos con los libro-juegos de Wonder Ponder y nos haremos éstas y muchas otras preguntas.

Y tú, ¿qué piensas?

También responderemos a todas las preguntas que nos hagáis tanto jóvenes como mayores para dar pistas sobre cómo sacarle el máximo jugo en casa a nuestros libro-juegos.

Qué: Presentación  y demostración para familias sobre el Proyecto Wonder Ponder de Filosofía visual para niños.
Cuándo: 17 de octubre, 12 horas. 
Dónde: Librería Rafael Alberti (Calle del Tutor, 57, 28008 Madrid. Teléfono: 915 44 33 70)

Con la presencia de las autoras Ellen Duthie y Daniela Martagón y de la editora, Raquel Martínez Uña. 

Reservas: 91 544 33 70 o escribiendo a info@libreriaalberti.com
Actividad gratuita. 
¡Date prisa! Las plazas son limitadas. 

¿Humanos en zoos?

Ellen Duthie

Una de las escenas de Filosofía visual para niños de nuestro libro Mundo cruel muestra un zoo alienígena con varias criaturas terrestres enjauladas -entre ellas un niño humano-.

 

La escena por sí sola siempre provoca un diálogo interesante y animado, pero se puede enriquecer aún más combinándolo con fotografías e historias reales de humanos en los zoos y exposiciones de los siglos XIX y primera mitad del XX. 

La fotografía de arriba muestra a Ota Benga, un hombre pigmeo a quien se expuso en el Zoo del Bronx durante dos semanas en septiembre de 1906, en la jaula de los primates. The New York Times contó la noticia así:

Un bosquimano comparte jaula con los monos del Zoo del Bronx

Algunos se ríen con sus gracias, pero muchos están disgustados.

En ocasiones el cuidador le deja en libertad.

Entonces, con arco y flecha, el pigmeo congoleño se echa al bosque.

Ayer en el Parque Zoológico del Bronx hubo una exposición que provocó a muchos de los visitantes algo más que simples risas. Es cierto que risas no faltaron, pero había algo que devolvía la seriedad a los visitantes pensantes. Incluso aquellos que se reían, se marchaban con una expresión en sus rostros como la que se nos queda después de ver una obra de teatro con final triste o un libro en el que el héroe o la heroína salen mal parados.

“Hay algo que no me gusta”: así lo expresaba un hombre.

La exposición era la de un hombre en una jaula de monos. Resulta que el ser humano en cuestión era un bosquimano, uno de una raza a la que los científicos no sitúan muy arriba en la escala humana, pero para la persona media, no científica, que conformaba la multitud de visitantes, había algo de la exposición que resultaba desagradable.

El ser humano enjaulado era el pequeño hombre negro, Ota Benga, a quien trajo recientemente a este país de las junglas centroafricanas el explorador S.P. Verner. El Prof. Verner entregó recientemente a Benga  al Zoológico de Nueva York para que le cuidaran y se hicieran cargo de él. Ayer, cuando se le permitió salir de su jaula, tenía constantemente un cuidador que le vigilaba. A Benga parece gustarle su cuidador. Es probable que sea algo positivo que Benga no sea capaz de pensar con demasiada profundidad. Si lo hiciera, es improbable que se sintiera demasiado orgulloso de sí mismo cuando se despertó por la mañana y se encontró bajo el mismo techo que los orangutanes y los monos, porque ahí es donde realmente se encuentra.

La noticia de que el pigmeo estaría expuesto hizo que en la tarde de ayer acudieran al parque zoológico más visitantes que otras tardes de sábado. La casa de los monos – o, mejor dicho, primates- es el centro de la familia de animales del Director Hornaday.

Para hacer las vidas de los orangutanes más interesantes y hacer más visibles sus acciones para los visitantes, se ha construido una jaula de acero en el extremo sur de la casa de los primates. En los días más frescos de la semana pasada los chimpancés evitaron esta jaula abierta. Son muy sensibles al frío y prefirieron meterse debajo de la paja en el interior de la casa de los monos.

Como sus compañeros de casa, los orangutanes y los monos, Benga tiene una habitación dentro del edificio. Como las demás, la puerta da a una jaula pública.

Una multitud que oscilaba entre 300 y 500 personas vieron al pequeño hombre negro divertirse a su manera ayer. No le gustan las multitudes, especialmente los niños, que le incordian. Así que tejió hamacas y alfombras, que sabe hacer, habló con el loro, traído de la jungla junto a él, y disparó con su arco y flecha a varios puntos marcados dentro de la amplia jaula. Para lo último, los trabajadores del zoo habían dispuesto montones de paja contra un lado de la jaula. Los niños se lo pasaron muy bien con esto, especialmente cuando fallaba, que ocurrió muy pocas veces. Luego les ponía caras.

Un poco después del mediodía, se permitió a Benga salir al bosque. Un cuidador le observaba a distancia. Es improbable que nadie haya visto un mortal más feliz. Agarrando su arco y flecha, se adentró saltando en el bosque y corrió de un lado para otro.

En libertad, Benga parecía estar de vuelta en África. Escudriñaba el interior cada tronco hueco y observaba los árboles y arbustos en busca de pájaros y ardillas. Pero las multitudes no tardaban en encontrarle y entonces tenía que volver a moverse. Al final el cuidador tuvo que devolverle a la casa de los monos.

Pero no era fácil mantenerle ahí. Con frecuencia aparecía en la puerta, y con una mirada muy fácil de entender para los cuidadores, les decía que prefería estar entre los árboles y los arbustos. Le soltaron de nuevo y se fue caminando hacia el restaurante. El cuidador le siguió. Parece que Benga ha adquirido una costumbre civilizada desde que llegó. Le encantan los refrescos.

Benga se pagó el refresco con el dinero que le dio el fotógrafo del zoo para quien había posado antes.

No ha habido ninguna intención de dar a Benga una apariencia grotesca. Lleva pantalones blancos y una chaqueta caqui. Lo único que lleva desnudo son los pies.

Publicado el 9 de septiembre de 1906. Copyright © The New York Times

Esta otra fotografía muestra a una niña pequeña congoleña, expuesta y posiblemente siendo alimentada por un miembro del público, en la Expo 1958, la Feria Mundial de Bruselas, como parte del 'poblado' congoleño expuesto para el interés de los visitantes. 

Tanto que pensar....

El mejor kit crea-personas del mercado

Ellen Duthie

¿Te imaginas poder crear una persona?

Esto es lo que te propone el póster que viene con el segundo título de la serie Wonder Ponder de Filosofía visual para niños, "Yo, persona".

Póster incluido en el segundo título de la serie Wonder Ponder de Filosofía visual para niños, "Yo, persona"

Póster incluido en el segundo título de la serie Wonder Ponder de Filosofía visual para niños, "Yo, persona"

Un anuncio de nada más y nada menos que un "kit crea-personas". Y no cualquier kit crea-personas, no: "el mejor del mercado". 

Es lo último de la Serie "Think & Build"....

Las posibilidades no tienen fin: 

Lo único que hay que decidir es "qué piezas tiene una persona" y para saber cuáles son las piezas mínimas para ser una persona, se propone una especie de mikado. ¿Cuántas piezas se le pueden quitar a una persona sin que deje de ser una persona?   

Para pensar y crear... 

Viene completo con algunas sugerencias de modelos de persona: 

Y una advertencia final: 

Para las autoras de la serie, los póster que vienen con los títulos de la serie Wonder Ponder de Filosofía visual para niños, son mucho más que un añadido. Llevan muuuuucho trabajo y complementan divertida e interesantemente al resto del contenido. Mundo cruel, el primer título de la serie, también lleva un fantástico póster, un cruce entre Buscando a Wally y El jardín de las delicias de El Bosco:  

Más detalles sobre el póster de Mundo cruel en el post ¿Pero cómo se practica el Wonder Ponder? (Propuesta número 3) 

Más información sobre Yo, persona

¿Y tú? ¿Practicas el adoctrinamiento bienintencionado?

Ellen Duthie

Una postura generalizada en el mundo educativo y en el mundo editorial infantil es que es conveniente/deseable/nuestra-responsabilidad-como-adultos inculcar en los niños una serie de valores o formas de ver el mundo. 

La mayoría de los adultos acusaremos de adoctrinamiento a los esfuerzos por inculcar valores que no compartimos y en cambio consideraremos "educación como debe ser" aquellos esfuerzos por inculcar valores que sí compartimos o que creemos que deberíamos compartir.  

Mosaico de partes de escenas de Mundo cruel. Un conjunto de 14 escenas de crueldad que dan que pensar y a las que puede añadir el joven lector/pensador, dibujando las suyas propias y planteando sus propias preguntas.

Mosaico de partes de escenas de Mundo cruel. Un conjunto de 14 escenas de crueldad que dan que pensar y a las que puede añadir el joven lector/pensador, dibujando las suyas propias y planteando sus propias preguntas.

En Wonder Ponder, el adoctrinamiento de posturas que no compartimos nos produce rechazo -como a todos-, pero el adoctrinamiento de posturas que sí compartimos también nos da dolor de cabeza y nos incomoda profundamente. Este tipo de adoctrinamiento no suele ser un adoctrinamiento declarado, sino que con frecuencia va disfrazado de "reflexión". Pero reflexión es otra cosa.  

Para reflexionar sobre esto, y entender mejor nuestra postura al respecto, os invitamos a leer este artículo de Yorokobu, titulado Filosofía visual para niños como alternativa al adoctrinamiento.     

Y para completarlo, podéis leer estos dos posts de nuestro blog:
¿Quién se atreve a no adoctrinar? 
Y
Por qué nunca haríamos un título sobre la bondad o la aceptación de la diversidad

Y la ganadora del concurso "¿Cómo sabes que no eres un robot?" de Koiné Filosófica y Wonder Ponder es...

Ellen Duthie

El pasado 28 de junio, desde Koiné Filosófica en colaboración con Wonder Ponder, se lanzaba el concurso "¿Cómo sabes que no eres un robot?", un eco de la portada del último título de nuestra serie de Filosofía visual para niños, Yo, persona:  

Las instrucciones eran claras:

1.- Dale a "Me Gusta" a la página de Wonder Ponder y a Koiné Filosófica en Facebook
2.- Comparte esta publicación
3.- Mándanos una imagen/video por mensaje privado de tu hijos, sobrinos, nietos, primos, etc. Con la respuesta que ellos den a la siguiente pregunta: "¿Cómo sabes que no eres un robot?"

¿El premio? ¡Un ejemplar gratuito de Yo, persona!

Las creadoras de Wonder Ponder, Ellen Duthie y Daniela Martagón,  han tenido la difícil labor de ser el jurado de este concurso y elegir la participación ganadora. Tras mucho deliberar y muchos "¡ay! ¡es que nos gustan todas! había que optar por una.

La ganadora es..

¡Xiana! Enhorabuena de parte de todo el equipo de Wonder Ponder. Aquí podéis ver la foto que mandó con su respuesta. Abajo, transcribimos la respuesta para facilitar la lectura, y comentamos por qué la hemos elegido como la respuesta ganadora. 

"Sé que yo no soy un robot porque: puedo sentir cuando estoy triste, seria o feliz y porque cambio de forma cada año. Los robots siempre están de la misma forma, altura y ancho. Yo cuando tenía tres años tenía el pelo corto, era más baja y con la cara más aplanada y calzaba la 12. Ahora tengo 10 añs, el pelo largo, las uñas me están creciendo y calzo la 32. En cambio los robots siempre están de la misma forma. Por ejemplo: 20 cm de ancho, 1 metro 40 cm de largo y 29 de calzado. Siempre así de esa misma forma hasta que se rompen y se hacen añicos. Tampoco les crecen las uñas ni el pelo." 

Nos ha encantado la respuesta de Xiana. A Daniela (la ilustradora) le ha gustado especialmente el argumento de las uñas. A Ellen (la escritora) le ha interesado mucho la reflexión sobre el cambio. Y os proponemos a todas y a todos otra pregunta para seguir pensando: Si has cambiado tantísimo (casi totalmente) desde que tenías tres años, ¿eres la misma persona? ¿qué es lo que se ha mantenido igual en ti?

Muchísimas gracias a todos por participar. Nos ha encantado ver/leer/escuchar todas vuestras respuestas. 

¡Hasta la próxima!

Os dejamos con algunas de las otras participaciones, que nos han encantado también.

El vídeo que nos llegó de Artesanos del pensamiento, en México (que desafortunadamente no entraba en el territorio del concurso) ¡nos ENCANTÓ!). Además, nos contaron también cómo dialogaron sobre la pregunta del concurso en la escuela:  

Así nos lo contaron en Facebook: Hoy en nuestra última sesión escolar hemos estado hablando de los ROBOTS. Hemos actuado como robots, dibujado robots y hablado un poco de como sabemos que NO somos un robot. Concluimos haciendo robots de masas. …

Así nos lo contaron en Facebook: Hoy en nuestra última sesión escolar hemos estado hablando de los ROBOTS. Hemos actuado como robots, dibujado robots y hablado un poco de como sabemos que NO somos un robot. Concluimos haciendo robots de masas. La hemos pasado genial, gracias a Wonder Ponder y a Koiné Filosofica por hacernos la pregunta! Aquí algunas de las respuestas.
Armando "No soy un robot porque tengo sangre"
Luigi "Los humanos tenemos células que nos protegen de los virus y los robots no"
Juan Pablo "No soy un robot porque no tengo alambres en la cabeza"
Angel "No soy robot porque No tengo un dueño que me dice que haga"
Cony "Yo tengo cabello, los robots No"
Santi "Yo tengo zapatos y los robots tienen botas"

Las participaciones de Margarita y de Ángela también nos han encantado: 

Nos ha encantado especialmente el argumento de las picaduras de mosquitos. ¡Gracias, Margarita!

Nos ha encantado especialmente el argumento de las picaduras de mosquitos. ¡Gracias, Margarita!

Ángela nos decía: "Yo sé que no soy un robot porque un robot no tiene corazón y yo sé que sí tengo corazón. Y si un robot no tiene corazón, no puede sentir amor ni sentimientos." ¡Muchas gracias, Ángela!

Ángela nos decía: "Yo sé que no soy un robot porque un robot no tiene corazón y yo sé que sí tengo corazón. Y si un robot no tiene corazón, no puede sentir amor ni sentimientos." ¡Muchas gracias, Ángela!

Por último, algunas preguntas más para seguir pensando: 

Si alguien copiara toda la información de tu cerebro en un disco duro y lo insertara en un robot, ¿se convertiría en ti ese robot? 

Si en realidad fueras un robot, ¿preferirías no saberlo? 

¿Tendría alguna ventaja ser robot frente a ser persona? 

Y tú, ¿qué piensas? 

Más información sobre Yo, persona

Gracias por la atención

Ellen Duthie

Hace apenas un mes que lanzamos, Yo, persona, el segundo título de nuestra serie de Filosofía visual para niños.  

Para cualquier editorial tan pequeña como la nuestra y con medios tan limitados, es fundamental una difusión rigurosa y generosa del concepto que hay detrás del proyecto. Nos sentimos realmente afortunadas por la atención que nos han prestado medios y blogs desde el inicio de la editorial, con el lanzamiento de Mundo cruel el pasado mes de noviembre de 2014 y nos reconforta ver que la atención no ha decaído tras el segundo título. Somos conscientes de que los medios y blogs cuyas reseñas y artículos linkamos a continuación  (todas ellas aparecidas en el último mes aproximadamente) reciben decenas de títulos al mes, o que tienen miles de posibles temas a los que dedicar un reportaje, y nos emociona que hayan elegido escribir sobre Wonder Ponder. Gracias a todos por un trabajo esencial en la cadena de la industria de los libros y cultural en general. 

Haced clic en cada logo para acceder a la reseña o artículo: 

Cada uno de estos artículos ofrecen una visión distinta, desde un ángulo ligeramente distinto y, todos juntos, ayudan a contar qué somos y qué hacemos. De nuevo, gracias. 

Y cerramos con un comentario. Evidentemente nos hacen mucha ilusión todas las reseñas "oficiales", pero no olvidamos todos los comentarios de ánimo y de ilusión que recibimos fuera de los medios. Apenas unos días después de la publicación de Yo, persona, alguien publicaba en su muro de Facebook: 

"En casa llevamos varias noches enganchados al "Yo persona" y los debates se encienden entre los hermanos a medida que nos detenemos en cada escena. ¿Soy responsable de los delitos que pueda cometer un clon mío? ¿Sufrirá más un robot si se le condena a cadena perpetua o si le apagamos el circuito? ¿Pero es que acaso puede sufrir una máquina? ¿Si me ponen el cerebro de mi amigo, aprenderé a ponerme en su lugar o solo podré espiar sus pensamientos?... A estas alturas de la jornada el humo me sale por las orejas y les prometo retomar la acalorada discusión en el desayuno, cuando todos estemos algo más espejados. Gracias por ayudarnos a detener la vorágine cotidiana y lograr algo alucinante: reflexionar con los niños sobre algo tan complejo como "qué nos hace ser quien somos" y que, encima, ¡parezca sencillo!!".

Imposible no dar botes de alegría. Muchas gracias también a tantísima gente conocida y desconocida que va por ahí recomendando Wonder Ponder siempre que se les presenta la oportunidad (el grado de implicación de algunas personas -no todas conocidas- con este proyecto nos abruma). Gracias, de verdad. Al final, ¡va a resultar cierto que Wonder Ponder es contagioso!

A las librerías y tiendas que tan increíble labor de recomendación están haciendo, les debemos otro post para ellas solitas. 

[Actualizado el 7 de septiembre de 2015.]

La perturbadora maravilla de Wonder Ponder

Ellen Duthie

En una fantástica reseña titulada "Fear and Wondering" (El temor y la pregunta) en el blog An Awfully Big Blog Adventure, la autora e investigadora Clémentine Beauvais se refiere a Wonder Ponder como una "perturbadora maravilla". 

Citas: 
"Permítanme que les presente la perturbadora maravilla que es Wonder Ponder"

Escena de Mundo cruel, de Wonder Ponder (2014, Madrid). 

Escena de Mundo cruel, de Wonder Ponder (2014, Madrid). 

"Wonder Ponder es diferente, en su valentía, de otros trabajos que conozco de filosofía para niños. Empecemos por el estilo gráfico. Las ilustraciones son decididamente oscuras, caóticas, perturbadoras. La identidad visual de Daniela Martagón es la de una niña impertinente, traviesa e imaginativa". 

"La provocación es brillante".

"Quizás sea por su carácter iconoclasta, deliciosamente travieso. Quizás sea porque me gusta la postura coherente y valiente de Duthie, que se percibe tanto en el contenido de los libros como en el material extratextual -online, en su plan promocional, etc. Quizás sea por que siempre me maravilla la gente que se arriesga y lanza proyectos culturales y educativos como éstos, especialmente cuando pueden estar seguros de que van a incomodar a más de uno. Pero también, sencillamente, porque me hace querer sentarme con niños y adultos y jugar el juego con ellos." 

Reseña completa en inglés: AN AWFULLY BIG BLOG ADVENTURE, Fear and Wondering, de Clémentine Beauvais. 

 

"Yo, persona", en la Revista Leer

Ellen Duthie

"Yo, persona", entre las sugerencias de lectura para infantil y juvenil de Ada del Moral en la Revista Leer: 

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"La editorial Wonder Ponder ya nos sorprendió con su primer experimento, el fabuloso Mundo cruel y ahora ya queda claro que sus propuestas, tan originales como fundamentadas, van a dar que hablar en el mundo editorial y literario. En este caso, Yo, persona centra su propuesta de filosofía visual en descubrir a los niños qué significa ser un humano a través de catorce láminas con escenas que dan mucho que pensar, por lo atrevidas y lo incorrectas –en el mejor sentido de la palabra-, sus más de cien preguntas para mentes intrépidas y sus propuestas de uso que vienen completadas con una breve guía para niños y adultos. Las cajas Wonder Ponder son un juego diferente, interesante y constructivo. En definitiva, un reto que merece la pena y no deja indiferente a nadie."

Babelia (El País) destaca "Yo, persona" como una "pepita de oro" en el panorama de novedades LIJ

Ellen Duthie

El suplemento Babelia de El País planteaba el pasado sábado la pregunta: "¿Clásicos o novedades para niños o adolescentes?" Luis Magrinyà se encargó de escribir sobre las bondades de algunos clásicos y Nuria Barrios sobre las novedades.

Entre estas novedades, destacó el nuevo título de Filosofía visual para niños de Wonder Ponder, Yo, persona:

"Abro siempre los libros destinados a niños como quien mete las manos en el agua de un río, escarba en el fondo arenoso y, al sacarlas, ve resplandecer entre la arcilla pepitas de oro. Busco aquellos que me devuelvan el asombro y la perplejidad de cuando era niña, que me regalen el placer de entonces. Historias sin moraleja ni moralina ni intenciones didácticas, que me lleven a contemplar las cosas desde puntos de vista inusuales, a cuestionar lo cotidiano. Libros que me hablan de lo más complejo de la forma más inteligente, que es siempre la más sencilla. Libros que saltan la barrera de la edad y la barrera de los géneros. [...]

Nuria Barrios recomienda algunas de estas "pepitas de oro": 

"algunas novedades que plantean una concepción distinta del niño, una concepción distinta del adulto y una concepción distinta de la lectura. Libros como Yo, persona (Wonder Ponder), la segunda entrega de la interesentísima colección Filosofía visual para niños, que iniciaron Elen Duthie y Daniela Martagón con Mundo cruel. Una modernísima caja de Pandora, repleta de preguntas de apariencia inofensiva que  provocan reflexiones nada inocentes: ¿Cuál es tu primer recuerdo? ¿Tienes la certeza de que es un recuerdo real? ¿Qué parte de la persona que eres hoy estaba ya ahí cuando eras bebé y seguirá estando ahí cuando tengas noventa y un años? Si un clon tuyo hiciera algo mal, ¿quién sería responsable? ¿Qué cosas son las que te hacen una persona única y distinta de todas las demás? ¿Quién eres tú? [...]

Yo, persona

Ellen Duthie

¡Ya llegó! Yo, persona, el segundo título de la serie de Filosofía visual para niños de Wonder Ponder ya está aquí. Tras Mundo cruel, el libro-juego que invitaba a pensar de un modo seriamente divertido sobre la crueldad, llega Yo, persona, el libro-juego que te invita  pensar sobre quién eres y qué eres. ¿Cómo sabes que en realidad no eres un robot? ¿Hubieras sido una persona diferente si hubieras nacido del sexo opuesto? ¿Podría ser mejor futbolista un robot que un humano? ¿Qué tendría que tener un alienígena, o cómo tendría que ser, para que lo consideráramos una persona, o al menos merecedor de los mismos derechos que una persona? Y tú, ¿qué piensas? 


¡Agotada la primera edición de Mundo cruel! ¡La segunda en camino!

Ellen Duthie

¡Primera edición agotada, segunda en camino!

¡Primera edición agotada, segunda en camino!

¡La primera edición de Mundo cruel en español ha VOLADO!

Desde aquí, queremos dar las gracias a todas las estupendas librerías y tiendas que han apostado por Wonder Ponder y la Filosofía visual para niños. Han hecho una labor de ventas espectacular. Hay algunas en concreto que han vendido "mundos crueles" como auténticos churros. Ellas saben quiénes son. ¡Gracias! ¡Gracias! ¡Gracias! 

Pero las buenas noticias no acaban aquí. ¡La semana que viene nos llegará la segunda edición de Mundo cruel, acompañada de nuestro nuevo título Yo, persona!

Las librerías y tiendas en España interesadas pueden hacer ya sus prepedidos de Yo, persona y de la nueva edición de Mundo cruel a nuestro distribuidor Roberto Masi (Libri e Altro) por email a info@libriealtro.com o por teléfono +34 600 214 481. 

Falta poco para la llegada de Yo, persona, nuestro nuevo título de filosofía visual para niños

Ellen Duthie

Ya queda muy poco para la publicación de Yo, persona, nuestro nuevo título de Filosofía visual para niños que se centra en dos grandísimas preguntas: ¿Quién soy yo? y ¿Qué soy yo? 

Yo, persona estará disponible en España a partir del 11 de junio 2015. 

En primicia y con mucha emoción, os presentamos la portada y la contraportada del segundo libro-juego de la serie Wonder Ponder de Filosofía visual para niños. 

Cubierta de Yo, persona, a la venta a partir del junio de 2015. 

Cubierta de Yo, persona, a la venta a partir del junio de 2015. 

Contraportada de Yo, persona, a la venta a partir de junio de 2015. 

Contraportada de Yo, persona, a la venta a partir de junio de 2015. 

Por qué nunca haríamos un título sobre la bondad o sobre la aceptación de la diversidad

Ellen Duthie

Ya antes de lanzar nuestro primer título, Mundo cruel, escribimos el post ¿Quién se atreve a no adoctrinar? en el que tratábamos de explicar la diferencia entre partir de una idea o de un valor que como autoridades adultas consideramos necesario y conveniente inocular en niños y jóvenes y partir de un problema, duda o pregunta genuina que como acompañantes adultos consideramos interesante indagar junto con niños y jóvenes. 

Cuando hacemos un taller o una presentación de Mundo cruel  y del proyecto Wonder Ponder  de filosofía visual para niños en general solemos pedir al final que los asistentes nos hagan sugerencias de temas para futuras cajas en los que les interesaría pensar. 

Prácticamente sin excepción, todas las sugerencias parten de una necesidad percibida de que los niños aprendan a pensar "bien" sobre determinadas realidades. Pensar "bien" aquí se traduce en pensar lo que creemos que deben pensar. En las últimas presentaciones con niños y padres, por ejemplo, dos de las sugerencias que hemos recibido han sido la bondad y la aceptación de la diversidad.

Empecemos por la bondad.

Su nueva robot-hija es la bondad personificada. 

Su nueva robot-hija es la bondad personificada. 

"Aparte de la crueldad, también se podría hacer una caja de un tema más bonito, como la bondad".  Aunque la sugerencia vino de un niño, varios padres estuvieron de acuerdo. Les gustaba la idea de filosofía visual para niños, les gustaba el enfoque y la forma de hacer dialogar y pensar, pero ¿realmente era necesario abrir la serie con un título sobre la crueldad? "Es la única duda que tengo", nos decía una madre. 

La bondad es menos interesante filosóficamente, o más bien, lo es especialmente en relación con la maldad. ¿Por qué? Principalmente porque no solemos tener problemas para explicar la bondad. Pero la maldad nos perturba. La crueldad gratuita nos deja sin palabras, literalmente. ¿Cómo podemos encajar estos actos dentro de la naturaleza humana sin que nos sacuda? ¿Cómo podemos incluso reconocernos en ciertos comportamientos crueles o "malvados" y seguir manteniendo que en general somos buena gente? Chocan conceptos, chocan ideales, chocan metas. Y salta la chispa necesaria para preocupar, para enganchar filosóficamente, para querer buscar respuesta mediante la reflexión. Una caja con 14 escenas sobre la bondad, ¿cómo sería? ¿cómo engancharía? ¿cómo interesaría? 

Cuando se nos sugiere hacer cajas sobre temas como la bondad o la generosidad, lo que se reclama realmente es que demos modelos positivos en lugar de modelos que se consideran como negativos. Pero en Wonder Ponder no entendemos que las escenas de crueldad que se incluyen en nuestro primer título se presenten como modelos negativos, sino como modelos reconocibles como uno mismo o como alguien que uno conoce en actitudes que nos cuesta encajar y comprender y que nos dan que pensar. 

El mercado de la literatura infantil está repleto de modelos positivos de bondad, generosidad y tolerancia. Al niño no se le dice otra cosa: sé bueno, acepta a los demás, comparte. 

Para comprender hasta qué punto se les taladra a los niños con estos mandamientos y mensajes, baste reproducir el comentario de un niño en la presentación reciente sobre esta imagen: 

¿Es cruel?
"Sí".
"¿Por qué?"
"Porque no lo está compartiendo con los cachorros". 

¿Y qué tal el tema de la aceptación de la diversidad? 

Aquí, la propia expresión ya es tramposa. Puede que hiciéramos una caja sobre la diversidad, sobre "el otro", sobre "lo otro". Esto podría dar mucho que pensar. Pero no se puede "pensar" sobre la aceptación de la diversidad. No se puede "pensar" sobre la tolerancia. Expresado así, lo que realmente buscamos es dar un mandamiento: sé tolerante, acepta al distinto. En Wonder Ponder no nos interesan los mandamientos, sino rascar los mandamientos para ver qué hay detrás. Nos interesa el matiz, la excepción, la duda. Pensar en situaciones donde choca nuestro impulso inicial con el supuesto mandamiento, analizar la validez del impulso inicial, comprender los motivos, pensarlos. ¿Es posible que este proceso de pensamiento acabe por reforzar el mandamiento que algunos quieren inculcar? En muchos casos es muy probable, pero el camino por el que se ha transitado hasta llegar a la asimilación del "mandamiento" es muy distinto en un caso y en otro. 

Como decíamos en aquel post  ¿Quién se atreve a no adoctrinar? que mencionábamos al inicio, nos interesa mucho más la profundidad, la complejidad y la autenticidad de los valores y posturas cuando son el resultado de un proceso de reflexión libre sin censura en lugar de un proceso de adoctrinamiento, imposición o suave influencia en la dirección "adecuada".  

Dicho lo cual, ¡nos encanta recibir propuestas para futuros temas! Podéis hacerlo en nuestro Facebook

¿Quién teme al porqué feroz?

Ellen Duthie

La serie Wonder Ponder, Filosofía visual para niños, se basa en la pregunta y en el cuestionamiento de nuestras opiniones, posturas y reacciones dadas para, entre otras cosas, concienciar sobre la dificultad y el esfuerzo que requiere saber qué piensa uno sobre el mundo y sobre sí mismo, por qué piensa lo que piensa y cómo llegó a esa postura. Por el camino, la intención es también que experimentemos lo divertido que puede ser este proceso de ejercer nuestra responsabilidad de pensar las cosas "en serio". 

El primer título de la serie - Mundo cruel- invita a lectores de ocho años en adelante (también a adultos) a pensar sobre la crueldad y acerca de nuestra relación con la crueldad de un modo que es a la vez serio y seriamente divertido. Las escenas curiosas que contiene detonan preguntas intrigantes que invitan a la reflexión y al diálogo, estimulando el desarrollo de un pensamiento propio y facilitando la construcción de un mapa visual y conceptual de la crueldad.  

Desde su lanzamiento el pasado mes de noviembre, han aparecido numerosas reseñas en medios de comunicación y blogs muy positivas y en muy buena sintonía con las intenciones e intereses con los que nos embarcamos en este proyecto.

Nos resulta estimulante lo entusiasta de muchas de las reacciones y estamos muy satisfechas, no solo por haber hecho exactamente lo que queríamos, del modo exacto en que lo queríamos hacer, sino por aparentemente haber logrado comunicarlo con éxito.

Igualmente, la aceptación en librerías ha sido muy buena, así como entre los profesores –desde maestros de preescolar, hasta profesores de secundaria, desde para fomentar el diálogo en tutorías hasta para realizar proyectos de investigación en Educación para la ciudadanía- y entre las familias que han lo han jugado y leído en casa. Las reacciones y experiencias han sido muy positivas.

Pero en este post queremos hablar de las excepciones: de las reacciones menos positivas y que dejan entrever varias preocupaciones que parecen repetirse. Son preocupaciones muy frecuentes en torno a la infancia, a la educación y al material que se presenta a los niños, por lo que nos parece importante abordarlas. Por eso y porque quizás sirva para explicar en mayor detalle nuestro proyecto de Filosofía visual para niños y niñas. 

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Pensando sobre estas preocupaciones y sobre nuestra respuesta a las mismas, nos ha parecido que todas tienen que ver con el uso de la pregunta como eje del material (sin dar respuestas "correctas", ni siquiera "buscadas" o "deseadas"). La pregunta verdadera (no la que busca y exige una respuesta predeterminada, ni la retórica, ni la de cortesía) como forma de comunicación, de indagación y descubrimiento es algo a lo que estamos poco acostumbrados, por lo que en cierto sentido es normal que despierte dudas e inseguridades, especialmente cuando lo aplicamos a nuestra relación con niños y nos reconocemos a nosotros mismos como co-indagadores en lugar de autoridades transmisoras de verdades. No es tan fácil. 

Veamos entonces esas dudas. 

1. ¿Realmente es lícito cuestionarlo todo, "jugar" con todo? 

Una librería a la que mandamos Mundo cruel como regalo a modo de carta de presentación, devolvió el título a nuestro distribuidor con una nota vehemente: “no puede estar más alejado de nuestra forma de ver el mundo”. La verdad, no entendimos qué quería decir. Nuestra esfuerzo se centra en no presentar una visión determinada del mundo (aunque sí una forma de relacionarse con el mundo, de observarlo, de pensarlo y de evaluarlo), por lo que no entendíamos que hubiéramos presentado una visión que pudiera ofender. Tras pensarlo mucho, se nos ocurre que esta reacción visceral puede ser por el uso del humor en un asunto tan serio como la crueldad. "Ciertos temas no son para reírse", parece que nos querían decir. "Con la crueldad, no se juega, ni se cuestionan determinadas verdades". Si nuestra interpretación es correcta, se entendería que para abordar la crueldad con niños, sería más apropiado hacerlo desde la condena inequívoca que desde la reflexión abierta, que deja lugar a posibles respuestas que no preveíamos y no queríamos inculcar en el niño como adultos responsables de su formación.

La forma más habitual de hacer esta condena inequívoca sería mediante la presentación de modelos a seguir o ejemplos a evitar. El choque estaría entre una reflexión abierta (y por tanto no controlada en su resultado) frente a la necesidad o conveniencia de ejemplarizar (positiva o negativamente) en la educación ética y moral.  

En general, en la historia de la literatura infantil y en el material concebido para educar en valores, se distingue entre las modalidades donde se presentan conductas y modelos positivos a imitar y las modalidades donde se presentan conductas y ejemplos negativos a evitar. En el sentido en que nos interesa aquí, se trata de dos lados de la misma moneda: la condena inequívoca o la prescripción inequívoca. Según este enfoque, que sigue siendo predominante en la educación en valores y en la "literatura" al servicio de la educación en valores, el mundo adulto acuerda una serie de valores que sería nuestra responsabilidad transmitir e inculcar en los niños -adultos del futuro- y se diseñan medios de transmisión a tal efecto que muestren ejemplos de niños tomando la decisión "correcta", por ejemplo, en una determinada situación. 

La idea es que mediante la presentación del ejemplo de la toma de decisión "correcta" por parte del modelo a imitar, los niños van asimilando el valor como algo deseable y correcto. A base de repetición durante la educación de los niños, estos valores acabarían asimilándose. 

Este enfoque asume un modelo de transmisión o inserción de valores, en el que, por ejemplo, la idea de que "no hay que matar hormigas" se transmite al niño, que aprende y asimila, en dicha transmisión, el precepto moral.  

El problema aquí es el concepto de aprendizaje. El modelo de "transmisión de valores", en el que el niño sería un recipiente a llenar por unos adultos que saben, otorga un papel pasivo al sujeto aprendedor que imposibilita, a nuestro modo de ver, un verdadero aprendizaje. Para que tenga lugar el aprendizaje, el niño debe ser una parte activa -la principal- de ese aprendizaje, y en este modelo no es fácil verlo. 

Se podrá reclamar que en este modelo, el proceso de transmisión también puede ir acompañado de un proceso de reflexión. Sin embargo, la propia forma en la que se presentan los ejemplos imposibilita una reflexión real. La reflexión requiere preguntas reales, requiere de cierta ambigüedad, de la posibilidad de que haya otras formas de ver el mundo. Si en la propia presentación del caso, se excluyen otras formas de ver, la reflexión no puede ser más que un nombre bonito que ponerle a un simulacro. 

Así, la decisión "difícil" que suele tener que tomar el modelo de comportamiento ejemplar se presenta en forma de supuesto dilema moral cuando en realidad suele ser una burda elección entre "el bien" y "el mal". (El verdadero dilema moral se da, por ejemplo, cuando la circunstancia obliga a elegir entre dos males). 

Lo que Wonder Ponder propone, frente al modelo ejemplar (a imitar o a evitar) es un modelo de indagación moral, que exige cuestionamiento, reflexión, y asumir responsabilidad por nuestros posicionamientos. Frente a la condena o ejemplarización inequívoca proponemos una reflexión abierta. ¿A riesgo de que alguien pueda alcanzar una conclusión "no deseada"? Decididamente, sí. Una conclusión meditada y argumentada ante otros será más real y nos dirá mucho más acerca de su "propietario" que una conclusión recibida en bandeja y "asimilada". La vida moral y ética rara vez viene en blanco y negro. Y si los adultos rascamos un poco, no tardaremos en traducir ese "blanco y negro" en "imitable y evitable": 

No sólo es lícito cuestionarlo todo, sino que, si somos serios, es imposible no hacerlo. 

2. ¿Cuestionar y pensar sobre determinadas cosas puede hacernos sufrir? 

Un cliente de una de nuestras librerías estrella (hay un puñado de librerías en España que parece que trabajan para nosotras de tanto que nos recomiendan y venden -¡gracias!-) parecía interesado en un inicio pero luego dijo: “pero si le enseño esto a mis hijos, pensarán en ello”. “Sí’, dijo la librera, “esa es la idea”.  

Entre adultos, es frecuente pensar que exponer ciertos materiales a los niños les puede hacer pensar en temas en los que de otro modo no pensarían. La preocupación parece ser que presentarles material sobre ciertos temas (como pueden ser la muerte o la crueldad) les expone innecesariamente a asuntos de los que de otro modo serían más o menos felizmente ignorantes o al menos asuntos que de otro modo no someterían a una reflexión pausada, sacando o entreviendo una serie de posibles conclusiones, quizás no demasiado reconfortantes.

Lo importante, creemos desde Wonder Ponder, es entender que los adultos no imponemos la agenda de los temas en los que van a pensar los niños. No podemos controlar lo que "entra" en el niño, ni tampoco lo que sale del mismo. No podemos garantizar que el niño solo pensará en lo que le permitimos pensar con nuestros filtros y escudos. Los niños, desde edades muy tempranas piensan sobre la vida, la muerte, la enfermedad, la injusticia, la felicidad, la crueldad, la culpa, la frustración, y también muestran perplejidad sobre la propia existencia, la diferencia entre fantasía y realidad, entre lo verdadero y lo falso y lo que podemos saber con certeza y lo que no.

Pensar sobre determinadas cosas puede ser duro, pero lo es mucho menos si se piensa y se dialoga abiertamente y se contrastan visiones que si se aparca o se posterga el pensamiento "para cuando seas más mayor y lo entiendas".  

3. ¿Pero para qué vamos a preguntar y pensar sobre estas cosas cuando no hay ningún problema? 

El propietario de otra librería nos dijo que no entendía por qué se habría de hacer pensar a los niños en estas cosas (“quizás para niños con problemas, que necesiten terapia”). “Los niños de ahora”, añadió, “son tan inocentes que ni siquiera reconocerían la crueldad si la vieran. Mis hijos y sus amigos son todos muy buenos, yo lo veo cuando los observo jugar”.

En este caso, se produce un choque entre el modelo de esperar a abordar problemas hasta que salgan a la luz y tratarlos únicamente con los protagonistas directos del problema frente al modelo de reflexionar sobre situaciones reales, hipotéticas, ficcionales o futuras para que, en caso de que surja un problema o una situación difícil de afrontar se sepa identificar y que ya haya un proceso de reflexión previa que puede servir de herramienta para abordarlo o comprenderlo mejor. 

Nosotras entendemos que si esperamos a que surjan los problemas para dialogar, corremos el riesgo de limitar el diálogo a momentos de necesidad, como si el diálogo fuera algo a evitar a no ser que sea estrictamente necesario. Desgraciadamente estos momentos de necesidad suelen ser también momentos dramáticos y traumáticos. Y en estos momentos, efectivamente, es muy difícil hablar. Especialmente si nunca se ha hablado antes. 

Pensar y preguntar sobre estas cuestiones "sin venir a cuento", puede ayudar a los niños y niñas (y a nosotros) a afrontar cuestiones, pensar sobre ellas, darles la vuelta, prepararnos y familiarizarnos con cuestiones que ya están afrontando o que afrontarán en algún momento en el futuro próximo. Les ayuda a identificar sus propios sentimientos y las razones por las que pueden sentir lo que sienten y también los sentimientos de otras personas. Les hace conscientes de que es posible pensar sobre el mundo y les da “permiso” para pensar sobre ello. 

Lo que se propone desde Wonder Ponder, y desde la filosofía para niños en general, es hablar con los niños sobre todo, para que se acostumbren a pensar en todo tipo de cosas. Como efecto secundario de la reflexión filosófica, es muy posible que estén mejor equipados para afrontar ciertas cosas, o que tengan menos miedo para hablar de ellas, cuando se les presenten sin avisar en la vida.

4. ¿No es inevitable dirigir el pensamiento de los niños hacia donde "nos interesa"?  

Y por último, hay a quien preocupa que dirijamos inevitablemente el pensamiento de los niños hacia donde "nos interesa". Es una preocupación que suele expresarse antes de haber visto el contenido de la caja con detenimiento, pero lo que parece preocupar es que las preguntas dirijan en alguna dirección determinada al niño.  

¿Por qué será que salta la preocupación más cuando se dirige hacia el cuestionamiento y a la pregunta que cuando se dirige el pensamiento propiamente dicho, en forma de mensaje o moraleja?

Lo que nos proponemos en Wonder Ponder es usar esa capacidad de “dirigir” de la imagen para provocar preguntas en lugar de dirigir a pensamientos determinados, como ocurre con demasiada frecuencia en la literatura infantil, y no hablemos ya de material sobre valores. Dirigimos a preguntas y luego a la pregunta contraria en una misma imagen.

Si un niño está enfadado, queremos que el lector/jugador se pregunte por qué y no necesariamente interprete el enfado como una explicación de la escena.

Hemos cuidado mucho que cada imagen "contenga multitudes", a lo Whitman. Y precisamente, a la vez que aparentemente dirijan en una dirección determinada, propongan justo la contraria o introduzcan una duda. Hemos incorporado perspectivas múltiples siempre que hemos podido. Invirtiendo roles, exagerando realidades y cuestionando lo a menudo incuestionable se trata de que cuando miremos las imágenes precisamente nos asalten dudas de todo tipo, antes de darnos cuenta de que para contestar servirá mucho empezar de nuevo.

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Los libros que hacen preguntas sin proporcionar respuestas y como en este caso, donde no hay una respuesta “correcta” que el adulto puede reservar hasta el final del proceso de reflexión para soltarla como un mago y resolver todas las dudas, despiertan dudas e inseguridades en muchos adultos.

En un sistema educativo y en general en una sociedad donde se concibe a los niños como recipientes en los que podemos verter lo que más nos interesa como sociedad o lo que creemos que más puede interesar al niño para vivir en esa sociedad, donde se opera desde el convencimiento de que podemos controlar lo que entra en el niño, como adulto no es fácil ni cómodo bajarse de ese pedestal de autoridad, donde tan seguros y tan a gusto nos encontramos, para caminar con el niño y –de verdad indagar junto a él en las posibles respuestas a una pregunta.  Reconocer que él o ella te puede iluminar a ti, al igual que tú a ella. Abrirse a que te haga una pregunta cuya respuesta desconoces y poder decir: “no lo sé, pensémoslo juntos” y luego pensarlo juntos de verdad, y no desde la superioridad adulta. Esto no es fácil tampoco. Y Wonder Ponder demanda justamente eso. Wonder Ponder le dice al mediador, ¡eh tú! ¡Juega tú también! ¡Piensa tú también, que no lo tienes tan claro! 

¡Y seguimos preguntando!

En la segunda caja, que se editará en mayo, planteamos escenas y preguntas sobre la identidad personal y la inteligencia artificial. ¿Sabes con total certeza que eres una persona? ¿Cómo sabes que en realidad no eres un robot? Si tuvieras dos o tres cerebros, ¿serías dos o tres personas? ¿Qué es exactamente una persona? Y tú, ¿qué piensas? 

"La ficha negra también juega": Mundo cruel en Letras Libres, por Laia Jufresa

Ellen Duthie

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"La ficha negra también juega": una fantástica, detallada, observadora, pensada y amorosa reseña de Mundo cruel, por Laia Jufresa en Letras Libres. Realmente nos están conmoviendo algunas de las reseñas que van saliendo sobre Mundo cruel y Wonder Ponder en general. Ésta es una de las que más:  http://www.letraslibres.com/blogs/simpatias-y-diferencias/la-ficha-negra-tambien-juega

Reseña de Mundo cruel de Wonder Ponder en HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada

Ellen Duthie

Hoy se ha publicado el número 6 de HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada, donde aparece la siguiente reseña de nuestro Mundo cruel escrita por Jorge Sánchez-Manjavacas Mellado. 

"Sus autoras", dice Sánchez-Manjavacas, "han creado un nuevo nivel a la hora de tratar de hacer interacciones filosóficas y creativas con los más pequeños. 

Lo llama "la gran revelación del año 2014" y asegura que "revoluciona el panorama de la filosofía para niños incluyendo algo a lo que no se le suele dar demasiada importancia: aprender a leer las imágenes". 

"Este producto supone una innovación que hace a la Filosofía para Niños no permanecer dormida en las mismas metodologías didácticas". 

A continuación, la reseña completa: 

Número completo de HASER. Revista Internacional de Filosofía Aplicada. 

En La Ventana de la Cadena SER: El taller "Filosofía de cuento", con Mundo cruel de Wonder Ponder

Ellen Duthie

Ayer, 23 de febrero, La Ventana de la Cadena SER retransmitió un reportaje realizado por Sonia Ballesteros sobre el taller "Filosofía de cuento" de filosofía con niños a partir de la literatura infantil, que está teniendo lugar durante cuatro sábados (del 14 de febrero al 7 de marzo) en la Librería La Central de Callao de Madrid.

El sábado 21, la sesión de Filosofía de cuento giró en torno al tema de la crueldad, para lo cual vimos escenas de Mundo cruel, de Wonder Ponder.  

Podéis escucharlo aquí: 

"Mundo cruel" en "El Cultural" de El Mundo, con una reseña de Cecilia Frías

Ellen Duthie

Reseña aparecida el 13.02.2015 en El Cultural, del diario El Mundo. 

Reseña aparecida el 13.02.2015 en El Cultural, del diario El Mundo. 

Mundo cruel
Ellen Duthie y Daniela Martagón
Wonder Ponder, 17,95€. (A partir de 8 años)

Adentrarse en Mundo cruel es como enfrentarse a un espejo en el que no siempre gusta verse reflejado. Y todo a través de 14 láminas que representan una serie de escenas, inofensivas en apariencia. Pero solo hay que detener la mirada en cada imagen para descubrir situaciones que destilan crueldad. Así, la estampa de una niña machacando la cabeza de una hormiga con la punta de su lápiz, la de un padre que obliga a bañarse a su hijo aunque éste se deshaga en llantos o la de unos hermanos que hacen rabiar a un bebé enjaulado en su cuna cuando no se puede defender. Son solo una pequeña muestra, pero las preguntas que se plantean a la vuelta de cada escena darían para que reflexionásemos durante meses. ¿Es cruel obligar a hacer a alguien lo que no quiere? ¿Por qué a veces ser cruel puede resultar divertido? ¿Hay vidas que valen más que otras? ¿Es posible ser cruel sin proponérselo? ¿Sirve de algo castigar la crueldad con más crueldad?

Los vientos desatados se traducen en este torrente de preguntas que no siempre encontrará respuestas unívocas pero que, mediante estas situaciones cotidianas nos harán tomar conciencia de los recovecos de la conducta humana, de cómo cualquiera se puede convertir en víctima, de cómo la venganza, la diversión o la curiosidad nos pueden llevar a comportamientos crueles, o meditar si la crueldad contra animales tiene menos importancia. Una obra de “filosofía visual” que invita al diálogo y a la confrontación de posturas. Una caja-libro que debería ser de lectura obligatoria, pues nada tan estimulante como la invitación que figura en su tapa: “Abre, mira, piensa.”. CECILIA FRÍAS

Reseña en Buk Magazin

Ellen Duthie

Publicado el 3 febrero, 2015, en Buk Magazin  Por María Asuero
Mundo CruelProyecto Wonder Ponder Ellen Duthie & Daniela Martagón

Hace un par de meses nacía Wonder Ponder, un proyecto de filosofía visual para niños. El primer número, «Mundo Cruel», es una cajita negra donde se recogen catorce tarjetas con ilustraciones distintas y donde se reflejan catorce escenas, relacionadas directa o indirectamente con la crueldad (además añade un glosario de conceptos para reflexionar, instrucciones de uso, un mapamundi de la crueldad y tarjetas para que el lector dibuje sus propias escenas de «Mundo Cruel»)

Entre las diversas ilustraciones, encontramos a una niña matando hormigas con un lápiz, un padre que obliga a su hija a bañarse, una familia comiendo sopa de gato o unas señoras que se ríen de un hombre que no sabe que se le han bajado los pantalones. Cada tarjeta viene acompañada de una serie de preguntas: ¿Es cruel obligar a alguien a hacer algo que no quiere hacer? ¿Alguna vez has sentido pena por lo que había en tu plato? ¿Sienten dolor las hormigas? ¿Sienten miedo? ¿Importa?

Tarjeta de Mundo cruel. Wonder Ponder. 

Tarjeta de Mundo cruel. Wonder Ponder. 

El lector/jugador arrojará sus pensamientos, reflexiones y experiencias. Porque lo más interesante y lo más valioso de este proyecto es que no hay respuestas válidas, ni mejores repuestas, ni respuestas correctas o incorrectas. No intenta adoctrinar, ni intentar que el lector se enmarque en una línea de pensamiento. Lo que se pretende es que el lector procese esta información y, sobre todo, que reflexione: ¿cuándo la crueldad queda justificada? ¿Quién traza esa línea? ¿Es la crueldad inherente a la vida?

Ante esta explosión de ideas y ante este grandioso proyecto, lo que verdaderamente me interesaba era descubrir qué respuestas suscitaban en los niños. ¿Sería tan interesante para mis alumnos como me parecía a mí?

Lógicamente, lo primero que hicieron los niños fue relacionar las imágenes con sus experiencias personales, con situaciones análogas a las que las ilustraciones mostraban. Ningún niño se había planteado en ningún momento de su vida que los humanos fuésemos crueles con los animales, pero al ver las imágenes sentían haber presenciado algún momento parecido.

Ilustración de uno de los niños participantes en el proyecto. 

Ilustración de uno de los niños participantes en el proyecto. 

Llamaba la atención cómo distinguían, por ejemplo, entre bichos y animales. No habían pensado anteriormente si matar bichos era cruel y casi todos se habían sentido «crueles» cuando les atacaban. Sin embargo, «matar animales era otra cosa» y justificaban en este caso la crueldad porque nos servían de alimento.

Les pareció chocante la inversión de roles al ver a animales y a humanos expuestos igualmente en un zoológico en un mundo extraterrestre, o ver que las ratas experimentaban con humanos. Llegaron, por ello, a un importante punto de inflexión: ¿por qué la vida humana estaba por encima de la animal? ¿No éramos los humanos los que estábamos destrozando el planeta?

Ilustración de uno de los niños participantes en el proyecto. 

Ilustración de uno de los niños participantes en el proyecto. 

Los humanos eran, sin duda alguna, los más crueles de todos. Entre los humanos, los adultos estaban por encima de los niños, pues casi siempre estaban mandando, castigando y diciendo lo que estaba bien y lo que no. Se pensaban conocedores de todo, ordenando desde una superioridad que ellos consideraban errónea. Se veían muy reflejados cuando el humor rozaba la crueldad y les parecía imposible no reírse ante una caída, o situación ridícula accidental. Aquello «era humano» e inevitable.

En general, la mayoría de los niños estaban de acuerdo en que el ser humano era el único que se divertía siendo cruel. Los animales mataban o atacaban por instinto, pero nunca de manera racional y consciente. Decían que viviríamos en un mundo mejor si usásemos la crueldad por necesidad. «No habría guerras, porque no pelearíamos por dinero ni poder».

No queda duda alguna de que esta prueba piloto demostró que a los niños no solo les gustaba «hacer filosofía», sino que les servía para la vida. En palabras de los niños, esta experiencia les «hacía pensar en cosas que nunca antes se habían planteado». En un sistema educativo (aquí hago una crítica desde dentro) donde la información se retiene, se vomita para rápidamente olvidarla y donde en pocos casos se dan las herramientas para aprender a digerirla, se hacen imprescindibles la inclusión de este tipo de proyectos donde los niños puedan preguntarse (wonder) y reflexión (ponder).

Wonder Ponder anuncian en su web (que invito a visitar www.wonderponderonline.com) nuevos temas como Yo, persona (identidad personal); ¿Será posible? (posible e imposible); De pies y manos (libertad);¡Pellízcame! (realidad, imaginación y sueño); ¿Pero para qué? (felicidad y sentido de la vida).

Los esperaremos impacientes. Larga vida a Wonder Ponder.